viernes, 13 de julio de 2012

Nadando entre tiburones - Reina Negra

Bueno la entrada de hoy es un trío que hice al poco de empezar a escribir, a petición de una amiga. Cuando lo enseñé en su día tuvo buena acogida, espero que a las que lo leáis ahora os guste cómo quedó ^^...

Que disfrutéis de la lectura!!!

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Nadando entre tiburones


Ana estaba feliz porque uno de sus sueños era poder nadar entre tiburones y gracias a una promoción del acuario nacional se podía nadar con los escualos de menor tamaño. Eran las crías que estaban en proceso de adaptación, claro está, de los tiburones “inofensivos” para los humanos.

Ana iba a asistir sola ya que sus amigas no podían dejar el trabajo para acompañarla así que, aunque tendría que ir sola, nada le estropearía ese día. Estaba ya en los vestuarios para ponerse los trajes de neopreno y pasar a una sala donde recibirían unas pequeñas lecciones de lo que debían hacer cuando estuviesen en el agua con los pequeños escualos. Allí había varias chicas que, como ella, estaban emocionadas por empezar y experimentar la sensación de estar tan cerca de esa especie tan temida.

Salieron todas juntas. Iban hablando sobre cómo se enteraron de la promoción cuando Ana se choco contra un muro. Un muro de puro musculo y sonrisa digna de cualquier anuncio de pasta de dientes.

-    ¿Ey, estás bien? – la preguntó el desconocido mientras la sujetaba antes de que cayese al suelo.
-    Sí, sí. Iba distraída y no te vi – respondió Ana tímidamente.
-    No hay problema, me alegra que no “me vieras” – dijo riendo -. Me llamo Mich, y vengo a nadar con el terror del mar.
-    Mich, ya has nadado más veces conmigo – la voz era fuerte, e hizo que algo dentro de Ana temblase –. Oh, ¿no me presentas a tu amiga?
-    Lo haría encantado David, pero no se su nombre, todavía – y esa sonrisa volvió a hacer aparición.
-    Eh, ¡ah! Sí. Me llamo Ana, encantada – Mich se acercó para darle dos besos al igual que David.
-    ¿También vas a ir a nadar con los tiburones? – David le echó un brazo por los hombros de Anna.

Y con esto los tres fueron hacia donde estaban aglomerados el resto de participantes. Ana estaba rodeado por un lado por Mich, piel color aceituna, ojos color marrón chocolate, pelo negro y sonrisa de infarto y, por el otro lado, por David, lo contrario al anterior, piel blanca, ojos azules y rubio. Pero en algo los dos amigos se parecían, tenían unos cuerpos de infarto, el traje de neopreno dejaba muy poco a la imaginación y la imaginación de Ana estaba en esos momentos muy lejos de los tiburones y de lo que el instructor les decía.

En la piscina, Mich y David seguían al pie de Ana, se hacían bromas entre ellos que Ana no podía obviar y se reía con ellos. Hacía mucho que no se lo pasaba tan bien.

-    ¡Ana! – la llamó Mich – ven, que te quiero enseñar algo.
-    No será algún ser submarino, que empiece por la letra D, ¿verdad?
-    Jaja, no, David esta allí, ¿le ves? – Ana miró en la dirección donde señala y efectivamente, David estaba en la otra punta de la piscina.
-    De acuerdo, voy...

Ana iba hacia Mich sin apartar la mirada de su cara, la verdad es que el chico estaba muy, pero que muy bien, lástima que no pudiese comprobar si parecía tan comestible sin el neopreno como con él. Cuando estaba ya cerca de él, Mich le cogió las manos y la colocó delante suyo.

-    ¿Pero qué?...
-    ¿Lo notas? – y vaya si lo notaba.
-    Mich por favor...
-    No quiero asustarte, solo quiero que sepas lo que despiertas en mí y en David. Y sé que no eres indiferente a nosotros. Solo quería que supieses que si tú quieres, David y yo saldremos los últimos del vestuario masculino – estas últimas palabras se las dijo junto al oído, mientras el instructor daba por terminada la jornada -. Si quieres, nos vemos luego – y a modo de despedida, la beso en el cuello.

Ana se quedó mirando la espalda de Mich y descubrió que David la miraba con intriga. ¿Podía hacer ella eso? ¿Podría llevar a cabo una de sus fantasías más secretas? Ana estaba pensando en esto y no se dio cuenta de que el instructor la estaba hablando.

-    ¿Le ha gustado la experiencia?

Ana despertó de sus pensamientos y se dirigió a los vestuarios acompañada del instructor que hablaba de la vida marina, pero ella no le prestaba atención, estaba pensando en otras cosas bastante más importantes que unos escualos que estarían allí mañana. En cambio, la oferta de carta blanca no estaría por mucho más tiempo. De repente se detuvo y se excusó con el instructor diciéndole que se había olvidado las gafas en la piscina.

Cuando estuvo sola se dirigió a la zona de los chicos. Se detuvo delante de la puerta con miedo a entrar, ¿y si todo era una broma? ¿Cómo alguien que no conoce la proponía eso? Estaba ya dándose la vuelta cuando la puerta se abrió dejando ver una espesa bruma a causa del vapor.

-    ¿No entras Ana? – era la voz de Mich.

Se detuvo, inspiró hondo y se giró para encarar un cuerpo cubierto solamente por unas afortunadas gotas de agua, que resbalaban por un pecho terso cubierto por un fino vello que  recorría un estomago firme, sin exceso de musculo, y llevaba sin pérdida al tesoro de todo hombre, que estaba duro y saludándola.

-    ¿Vas a pasar?, David esta en las duchas – Ana tragó con dificultad y asintió -. No sabes cómo me alegra eso Ana – dijo su nombre de una forma que por poco se corre allí mismo.

Entró al vestuario. Escuchó la puerta cerrarse y cómo Mich echaba el cerrojo, y al poco, unas manos le recorrieron la cintura para abrazarla desde atrás. Notaba la presión del miembro de Mich en la espalda sin poder contenerse a apretarse contra él y moverse al tiempo que su cabeza caía hacia atrás. Los labios de Mich capturaron los suyos y sus exploradoras manos llegaron a sus pechos. Pero el neopreno, además de no dejar pasar el frio, tampoco era muy bueno para cualquier contacto por lo que Mich pronto la ayudó a despojarse de esa barrera. Cuando el traje había desaparecido de su cuerpo, quedando solo el bikini tapando el cuerpo de Ana, David llamó a Mich. Ana se sobresaltó, había olvidado por completo que estaban acompañados.

-    No te asustes, es solo David.
-    Es que me había olvidado de él.
-    Jaja, David, escucha esto... – Ana le tapó la boca con una mano.
-    ¡¿Qué haces?! No digas nada – le susurró.
-    Has venido... – David salía de las duchas al igual que Mich le había recibido, lo único que cubría su cuerpo eran unas finas gotas de agua.

Ana le miró de arriba abajo. A diferencia de Mich, David no tenía vello en el pecho y estaba más musculado que su amigo, David sí que tenía una tableta de chocolate. Se dirigía hacia ellos con una sonrisa ladeada y observaba a Ana con una mirada depredadora, nunca nadie la había mirado de esa manera.

-    Me alegra verte Ana – le dijo mientras besaba su boca.
-    Vaya, si que sois directos ¿no? – Ana aún se estaba reponiendo de la idea de lo que estaba haciendo y ellos ya estaban en “faena”.
-    La verdad, pocas veces podemos disfrutar de alguien como tú. No queremos perder ningún momento.

Dicho esto, David la cogió de la mano y Mich los siguió hacia las duchas. David paró y se giró encarando a Ana, Mich se detuvo a escasos centímetros detrás de ella.

-    ¿Alguna vez has hecho algo de esto? – era Mich el que preguntó.
-    No, nunca había tenido la oportunidad y... la valentía.
-    ¿Y por qué ahora si?
-    No lo sé...
-    Mich, la respuesta es fácil. Porque estamos buenísimos.

Con ese comentario David consiguió lo que quería, Ana se relajó y fue capaz de reírse. Al parar de reírse David cogió a Ana por la nuca y acercó sus bocas, el beso fue respetuoso, sin presiones, dejando que Ana marcase el ritmo. Mientras que David estaba besándola y sus manos le acariciaban la nuca, el cuello y su cara, otro par de manos estaban explorando su cuerpo. Le desataron los lazos del bikini tanto de la parte superior como de la inferior, dejándola totalmente desnuda como sus otros dos acompañantes. David seguía con su boca y Mich había empezado una exploración más a fondo de su cuerpo, sus pechos respondieron a sus caricias, provocando que sus pezones se pusiesen duros bajo sus manos y su entrepierna, ya mojada, empezara a reclamar las atenciones indicadas.

Un gemido escapó de Ana al notar lo deseoso de atenciones que estaba su cuerpo. Mich bajó sus manos hacia su pubis y la acarició como si la hubiese leído el pensamiento. Sentir la boca de un hombre y las manos de otro en el cuerpo era demasiado para Ana y sin saber de dónde surgió, el primer orgasmo la dejó sorprendida y temblorosa.

-    Dios mío...
-    Eso es Ana, déjate llevar. Nosotros seremos tu guía.

Y eso hizo. Notó cómo las manos de Micth la giraban, quedando de cara a él y cómo las manos de David le indicaban que se inclinase hacia delante.

-    ¿Quieres notar cómo te penetro por detrás mientras te comes la polla de Mich? – la voz de David sonaba  junto a su oreja. Tenía todo el cuerpo pegado al de ella, notaba cada musculo contrayéndose, expectante -. Pídenoslo Ana, di lo que quieres – Ana no podía decirlo en voz alta...
-    Qui... Quiero que me folles mientras tengo a Mich en mi boca – muerta de vergüenza por esa acetación cerró los ojos.
-    Deseo concedido...

Nada más acabar la frase David la embistió, y gracias a los jugos de su primer orgasmo, entró hasta la empuñadura. Ana chilló de placer y se metió el miembro inhiesto de Mich en la boca, saboreando las primeras gotas de su placer. Esa sensación, más las acometidas rítmicas de David y las manos de Mich que no dejaban de tocarla, Ana no creía poder estar de nuevo y tan rápido al borde del orgasmo. Continuaron en con ese ritmo hasta que David se retiró y se corrió en su espalda, exhalando un gruñido y descargando todo su placer encima de ella.

Sin dejar tiempo a mucho más Mich la cogió en brazos y los tres juntos fueron a la zona de los bancos. Mich se sentó y acomodó a Ana en su regazo dándole la espalda a él. Se introdujo en ella sin poder esperar más, Ana, al notar la diferencia de tamaño y textura pensaba que explotaría, pero eso no era todo. Mich estimulaba sus pechos y, para impresión de Ana, David se arrodillaba ante ella y acercó su cara al centro de su placer.

Los ojos de Ana se salían de sus orbitas al ver lo que David iba a hacer, iba a tomarla con la boca mientras Mich estaba dentro de ella. Al sentir el primer roce de su lengua en su clítoris Ana levantó la cabeza para gemir a pleno pulmón, al abrir los ojos se vio a ella misma reflejada en los espejos. La visión de David entre sus piernas y las manos de Mich en sus pechos descolocó el interior de Ana, pensó que se desintegraría del placer que estaba sintiendo.

-    No te resistas Ana, libérate.

Y con estas palabras de Mich, Ana se corrió en la boca de David mientras exprimía el miembro que acariciaba su interior. Mich salió de ella para correrse en el mismo sitio donde lo había hecho David escasos momentos antes.

-    Creo que ha estado bien ¿no? – dijo David, provocando de nuevo las risas de sus compañeros de juegos...