sábado, 16 de junio de 2012

Cat y Reina - Reina Negra

Nueva actualización ^^, esta vez os traigo un pequeño relato que les prometí a dos amigas en un viaje donde nos reunimos varias amigas de "toda España".

Este relato se podría definir como un Fan-fic de la historia original de Ban que está creando poco a poco y con nosotras (unas cuantas amigas) como protagonistas... En el relato aparecemos yo misma XD, Kattra (la tra chica a la que prometí el relato), mi mascota Mufasa (un dogo alemá jaja) y dos hombrecitos que darán que hablar en la historia original *O*.

Espero que os guste y que os de curiosidad por esta historia y así obligar a Ban a que escriba jajajja

 CAT Y REINA


Sabía que no tenía que mirar, se lo debía a ella pero...

Reina como cada día desde que llegaron a la nueva ciudad donde habían establecido su nueva base, vigilaba la docena de monitores que vigilaban cada una de las zonas del edificio que podían ser vulnerables frente a un ataque. Pero había una pantalla que solo ella y dos personas más sabían de su existencia.

En este monitor aparecía una habitación absolutamente sellada, encerrando en su interior a un hombre. Reina siempre lo vigilaba, sin descanso, a pesar de que ella misma hubiera diseñado aquella habitación y sabiendo que era imposible que huyera. Aquel hombre estaba allí encerrado porque se lo merecía, debía vigilarlo a cada momento, un hombre como aquel era peligroso, y si de ella dependía que no pudiera escapar, por los Dioses que no lo iba a hacer.

Cada vez que alguna de sus compañeras entraba en su santuario, Reina desconectaba esa pantalla y ponía algún anime para disimular y que no se descubriera a su “invitado”. Un “invitado” que ni ellas mismas sabían si era bienvenido o no... y sobre todo, un “invitado” que ahora mismo estaba desnudo.

Reina conocía la importancia de la intimidad, ella misma era muy celosa de la suya, así que había instalado un cuarto de baño accesorio con una sola cámara que apuntaba al espejo. Así podría tener una imagen global, pero no intimidante y exhaustiva como en el resto de la celda. Solo conseguía ver lo que Cat hacía delante del espejo y poco más, pero él siempre se desnudaba delante del espejo, dejando a Reina embobada observándolo. Era como si él supiera que Reina siempre estaba observándolo y de esa forma la provocaba.

Cat era un hombre apuesto a pesar de tener la parte derecha de su abdomen marcado con una cicatriz, compensándolo con un intrincado tatuaje en su brazo izquierdo. Su pelo largo en ese momento ocultaba sus facciones, haciendo su aspecto peligroso y severo, recordándole a Reina lo que realmente se escondía debajo de tanta belleza. Su sensual boca estaba seria, formando una línea dura. En los cien años que llevaba encerrado por ella, solo lo había visto sonreír de verdad en dos ocasiones.

Una había sido la primera vez que había visto  a Kattra, su mirada y su cuerpo se relajaron por completo, dejando ver la otra cara de aquel temible guerrero, mostrando la parte desconocida de su ser. La otra había sido con ella misma, de vez en cuando se comunicaba con él, conocía lo que es la soledad, y le gustaba, pero comprendía que la soledad impuesta y la que perdura en el tiempo, lleva al ser humano a enloquecer. Por eso Reina le hablaba de vez en cuando contándole cualquier cosa que se le ocurriera, como el día en el que sonrió por segunda vez. Le relató una de sus salidas a patrullar con Kattra. 

-    Buenas tardes...
-    Vaya, hoy parece que la que vas a morder eres tú en vez de yo.
-    No sé por qué abro el micro hoy. La verdad es que tienes razón, hoy la que aullará a la luna seré yo, eso sí en mi caso no habrá pulgas.
-    No, las malas pulgas ya las tienes siendo “humana” – Cat hizo el gesto de las comillas mirando a la cámara.
-    Jaja, touché. ¿Quieres que te cuente una historia? – Cat estaba tirado en el sofá de piel que Reina le había concedido para que estuviera cómodo allí dentro.
-    Adelante su majestad... – Cat cerró los ojos como siempre hacía, esperando la historia y poder imaginársela con más detalles.
-    Esta mañana Kattra quiso patrullar...

***

-    Pero no es lógico salir a estas horas a patrullar.
-    Yo no te he pedido que me acompañes. Puedes regresar con tus ordenadores y esos cacharros.
-    No los llames así – la miré fijamente.
-    Perdona.
-    Perdonada quedas. Ahora, ¿me vas a contar por qué estamos a las siete de la mañana patrullando?
-    No podía dormir.
-    Y tuviste que llamarme a mí, a la que mejor duerme de todo el cuartel... ¿Sabes que me acosté sobre las tres de la mañana?
-    Lo siento, pero no quería molestar a Ban...Tiene mucho de lo que preocuparse.
-    Siendo así te acepto las disculpas – me estiré absorbiendo la mañana -. Bueno ya que estamos aquí tocará disfrutar del día y el frescor de la mañana.
-    No creo que treinta grados se considere “frescor”.
-    Estate en una habitación llena de ordenadores y luego me dices si esto es frescor o no.

Continuamos andando por las calles solitarias de la ciudad, yo seguía pensando en mi cama y en lo bien que estaba en ella hasta que Kattra me sacara del paraíso. Intuía que algo le ocurría, pero sabía mejor que nadie que a Kattra se le debía dar espacio para que ella sola contara sus sentimientos y acabara pidiendo ayuda, si es que lo hacía. Y este día no iba a decirme nada, solo quería pelea.

-    Anoche recibí una llamada de uno de nuestros contactos en la ciudad, advirtiéndome de que un grupo de vampis andaba revoloteando por los clubes de la ciudad.
-    Pues has elegido una hora equivocada para ir a por ellos. El sol ya deslumbra – era cierto, apenas podía librarme del resplandor ofensivo en mis ojos claros con las gafas de sol que llevaba.
-    Lo sé, pero si hay vampis sueltos, tendremos sirvientes. No podremos matarlos, pero sí darles un aviso.
-    Un PEQUEÑO aviso – hice énfasis en la palabra pequeño.
-    También lo sé.
-    Solo te lo record...
-    ¿qué ocurre? – Kattra me miró alerta.
-    Por aquí...

Eché a correr por un callejón que nos quedaba cerca de donde nos encontrábamos. Mi cuerpo acababa de percibir una fuerte sensación, que me impulsaba a descubrir de donde salía. No sabía lo que era pero necesitaba saber qué era lo que me provocaba aquel “malestar” repentino. Kattra me seguía muy de cerca, por algo es la que mejor forma tiene del grupo. La sensación en mi pecho aumentaba a medida que nos acercábamos al final del oscuro callejón y nos abríamos paso hacia uno de los parques de la ciudad.

Nada más entrar en el claro localicé la fuente que me enviaba aquella señal que ahora era prácticamente insoportable, la señal que aguijoneaba mi pecho...

Mi cuerpo quedó clavado en el suelo al distinguir la figura de un hombre agazapado sobre una mancha oscura. No logré atisbar nada más ya que un gran impacto me derribó. Kattra no había visto que me detenía a tiempo y me arroyo.

-    Mierd... – conseguí articular antes de caer al suelo de bruces.

La silueta nos miró y logré apreciar un destello de unos ojos color miel que se clavaron en los míos, dejándome atrapada en ellos. Pestañeé y... desaparecieron...

***

-    Cuando conseguimos levantarnos y deshacernos del nudo que nos convertimos en el suelo, nos acercamos a ver qué era lo que estaba agazapado en el suelo. Resultó ser Mufasa. ¿Cat? – él seguía tumbado con los ojos cerrados, pero su boca mostraba una sonrisa.
-    Jajaja, lo siento, pero me hubiera encantado haberos visto.
-    Aún me duele el cuerpo, Kattra es muy... dura – sonreí, observándolo a él y recordando cómo tuvimos que levantarnos del suelo -. Deberías hacerlo más a menudo.
-    ¿El qué? – me preguntó abriendo los ojos.
-    Sonreir...

Nos quedamos mirándonos a través de la pantalla del monitor, poco después me despedí de él hasta otro día en el que hablaríamos.

Después de escuchar esa carcajada sincera, Reina no fue capaz de seguir tratándolo con indiferencia, sabía que era peligroso, pero sentía que ero no era todo lo que su interior escondía.

Regresando al presente y observándolo en el baño completamente desnudo, Reina apreció la cantidad de señales que su cuerpo recogía. Unas cicatrices que no solo estaban en la superficie, marcando su piel, sino cicatrices que se hundían en el alma, marcándola.

Cat se observaba en el espejo, dejando solo a la vista uno de sus penetrantes ojos azul cobalto. Sentía que Reina lo observaba y sabía que era capaz de entenderle. Sus labios se movieron despacio, su mirada se mantuvo firme mirando al espejo, hasta que acabó cerrándolo al terminar de mover sus labios.

Reina suspiró, llorando un poco por él y por ella misma, sabía lo que Cat sentía y le había dicho en una súplica silenciosa. Apago la pantalla, dejándolo solo en persona, pero no en pensamiento ya que ella estaría pensando en las palabras no pronunciadas por los labios de Cat durante mucho tiempo.

-    Sé que me estás viendo... la necesito, necesito sentirla...

3 comentarios:

  1. Buenooooo... ¿y así nos dejas?
    ¡Quiero saber más de ese hombre encerrado! Por Dios!! ¿Qué ha hecho el pobr... quiero decir ese viril hombre para permanecer allí solito en esa habitación?

    ¡Nena, engancha a tope!

    Besisss.

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  2. jajaja el mochete ese tenemos que esperar a que Ban se nos anime!! si yo tampoco sé nada de él jaja, no te puedo ayudar, que escribiendo esto tuve que preguntarle cosas que no sabía nada XP


    Gracias pr comentar ^^

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    1. Pues ese hombre está ahí porque se lo merece jajajaja Pero si supongo que tengo que ir pensando en sacarlo de ahí, que será mas pronto que tarde jaja como para el tercer capi jiji

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